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La diferencia fundamental entre la preparación que recibe un Arquitecto en España y la que recibe un Ingeniero es que los Arquitectos tenemos formación y conocimientos específicos muy concretos para realizar edificios destinados a ser habitados por PERSONAS.

Esta formación, en el mejor de los casos , la reciben los Ingenieros de manera escasa y parcial en alguna de las asignaturas de las que forma su programa educativo. Otras veces no conocen ni parcialmente ninguna de las más elementales disciplinas imprescindibles para procurar habitabilidad a los seres humanos.

Los Ingenieros en España son profesionales de altísima cualificación que, sin duda, son capaces en la mayoría de los casos de adquirir esos conocimientos, si están interesados, en un breve periodo de tiempo. Sin embargo, en la actualidad, carecen de esa formación.

Los Arquitectos no solemos ocuparnos de realizar instalaciones agropecuarias destinadas a albergar gallinas, cerdos o vacas.

Tampoco a proyectar piscifactorías.

 

Ni siquiera a realizar edificios destinados a almacenar maquinaria ni productos o materiales.

Ni hangares para aviación destinados a reparación de aeronaves.

Los edificios que proyectamos los Arquitectos se destinan fundamentalmente para ser usados por las PERSONAS.

Sin embargo, a veces, los Arquitectos participamos en los proyectos de algunos de estos edificios especialmente cuando su uso, sin ser el principal, alberga trabajadores a los que se les debe procurar unas condiciones laborales adecuadas a su condición humana.

Es verdad que es algo más caro, pero habría que preguntar a los que allí trabajan si creen adecuada o no la inversión en procurar unas condiciones de habitabilidad, confort y salubridad adecuadas a su condición de personas.

El mercado regulará, sin duda, que quien sepa albergar los usos destinados a las PERSONAS, se llame Arquitecto, Ingeniero o Abogado continuará proyectando edificios para los seres humanos, en vez de hacerlo para las gallinas.

No es una cuestión de privilegios. Es una cuestión de Formación:

Desde Historia del Arte, Estética, Urbanismo, Composición, Análisis de Formas Arquitectónicas, Proyectos… hasta Arquitectura Legal, Patrimonio Arquitectónico, Paisaje, Ciudad etc… sin olvidar su fundamental vertiente artística, cultural e histórica.

Con todos los respetos, no imaginamos que la restauración de la Alhambra de Granada sea proyectada por un Ingeniero Agrónomo y dirigida por un Ingeniero de Montes, de los que sin dudar de su profesionalidad, simplemente no tienen formación académica para hacerlo. Solamente algunos Arquitectos tienen los conocimientos y capacidad para abordar una obra de estas características.

Nos pueden llamar Arquitectos, Ingenieros de la Edificación, Arquinieros, Arquigados o lo que quieran pero solamente algunos profesionales estamos formados para proyectar edificios que alberguen PERSONAS, lo llamemos como queramos.

El problema será el coste a la sociedad de este experimento propuesto por los legisladores que debido a su escasa o nula formación arquitectónica son incapaces de comprender este sencillo concepto.

Hasta que el mercado se regule y muchos ingenieros se formen como arquitectos ( a veces a su pesar) ya que será la única forma que tendrán, para poder hacer proyectos de calidad para PERSONAS, el usuario padecerá durante años los desaguisados que se producirán durante esta etapa de formación.

Al final, la situación acabará siendo la misma, la titulemos como queramos: quién sepa hacer edificios para PERSONAS seguirá haciéndolos; Quién no sepa hacer edificios para PERSONAS, estará habilitado para ello durante un tiempo hasta que el mercado le ponga en su lugar. ¿ A qué precio ?

 

Los Médicos, hasta ahora, se encargan de la salud de las PERSONAS y los Veterinarios de la salud de los ANIMALES.

No cabe duda de que las personas no dejamos de ser animales de una especie algo más desarrollada.

En ambas disciplinas hay magníficos profesionales, pero parece elemental distinguir que son especialidades distintas aunque la mayoría de los Veterinarios también sean muy cariñosos con sus pacientes. ¿ A lo mejor, al legislador le parece que no existen diferencias ?

Según el legislador no debe producirse la “reserva de actividad” al fin y al cabo si un Veterinario “es competente para realizar la operación a un perro, se entiende que también será capaz de realizar otras operaciones con independencia de la clase de animal que sea el paciente.”

¿Cuántos legisladores estarían dispuestos a que les operase del corazón un Veterinario ?

¿Puede que fuese más barato y en consecuencia más competitivo ? ¿ Pero, a qué precio ?

Probablemente consigan salvar sus vidas aunque las condiciones en las que lo hagan no las olvidarán en toda su existencia.

Deberían hacer la prueba.



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